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Espacios de memoria, en jaque: Javier Milei echó a más de la mitad de los trabajadores

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La motosierra afecta a los siete espacios a cargo del gobierno. Proyectos truncos y pruebas judiciales que se caen a pedazos. La promesa de la CGT.

Junto a los testimonios de sobrevivientes, los sitios y espacios de memoria son la demostración indiscutible de que el terrorismo de Estado y sus crímenes de lesa humanidad existieron en Argentina. Y también son, por estos tiempos, uno de los objetivos principales de la política de ajuste de Javier Milei y Victoria Villarruel. En el último año, más de la mitad de los trabajadores que ponen en funcionamiento esos lugares fueron despedidos.

“Desde el comienzo del gobierno de Milei y Villarruel estamos viendo un gran ataque a las políticas de memoria y, en lo personal, me genera mucha impotencia ver cómo todo lo logrado con años y años de esfuerzo puede ser desmantelado en un instante”, dice Silvia Fontana, integrante de la comisión de trabajo y consenso del espacio de memoria “Club Atlético”.

El último lugar en donde su hermana Liliana estuvo con vida tras ser secuestrada durante la última dictadura cívico militar, en julio de 1977, fue ese centro clandestino que funcionó en el sótano de una dependencia policial del barrio de San Telmo, en San Juan y Cochabamba.

El “Club Atlético” es hoy uno de los siete excentros clandestinos de detención, tortura y exterminio que fueron reconvertidos en espacios de memoria que dependen del gobierno nacional y que la administración de La Libertad Avanza, con Mariano Cúneo Libarona al frente del Ministerio de Justicia Alberto Baños en la Secretaría de Derechos Humanos, vació de trabajadores. Muchos de las alrededor de 400 personas que, desde comienzos de 2024, fueron despedidas del sector vinculado a las políticas de memoria, verdad y justicia se desempeñaban en áreas de Educación, Mantenimiento, Investigación, Archivo y Arqueología y Conservación del “Club Atlético” y sus pares.

Según un informe elaborado por las mesas de trabajo de cada uno de esos espacios, la situación es la siguiente: todos los trabajadores de “Virrey Cevallos” fueron despedidos; “El Olimpo” “Automotores Orletti” quedaron con un tercio de los trabajadores que lo sostenían; en el “Club Atlético” echaron a más de la mitad del equipo, incluida la coordinadora de las tareas de arqueología –cabe recordar que ese centro clandestino funcionó en un sótano que hay que ir excavando–; en el Faro de Mar del Plata (ex-Esim), el lugar que visitó la semana pasada Mirtha Legrand, queda una sola trabajadora –su coordinadora Ana Pecoraro, cuya madre es sobreviviente de la última dictadura y su padre está desaparecido, fue despedida– y en la Escuelita de Famaillá, lo mismo, al igual que el ex-RIM 9 de Corrientes. Los proyectos para poner en pie los espacios ex-Vesubio Campo de Mayo quedaron suspendidos y sin trabajadores a cargo.

Hay trabajadores que, aún a pesar de haber aprobado el examen que aplicó la administración de La Libertad Avanza, fueron despedidos. El juez Ariel Lijo ordenó a Baños que garantice la preservación de estos lugares. Baños le respondió que están garantizados, pero la realidad lo desmiente. En “Orletti”, por ejemplo, se desmoronaron los techos de una habitación y un baño y no hay quien lo repare. En “Club Atlético” no hay quien continúe las excavaciones, tarea fundamental para seguir sumando prueba judicial a la causa de lesa humanidad. Las tareas de excavación recolectaron muchos elementos personales de personas que hoy están desaparecidas, pruebas que posibilitaron confirmar que habían estado secuestradas allí. Gracias a ese trabajo, Silvia recuperó las medias rojas que su hermana Liliana llevaba puestas el día de su secuestro.

Sin gente que “garantice el mantenimiento del lugar, los lugares se van a venir abajo. Y no es una pared que se cae, es una prueba judicial que desaparece. El equipo de trabajadores es lo que diferencia un espacio de memoria de una ruina”, define María Eugenia Mendizábal, socióloga y co-coordinadora del espacio “El Olimpo”. “Sin trabajadores estos edificios son cáscaras vacías. Los trabajadores son quienes los hacen hablar, los convierten en testimonio vivo, los preservan como prueba judicial, los conectan con otras generaciones, los convierten en herramientas del Nunca Más”, resume Maia Jait, docente que, hasta junio pasado, se desempeñaba en el área de Educación del Espacio de Memoria “Virrey Cevallos”.

Garantía de democracia

Los espacios y sitios de memoria existen en Argentina por señalamiento de una ley aprobada por el Congreso nacional –la n°26691– y promulgada por el Poder Ejecutivo que ordena la responsabilidad de la “preservación señalización y difusión” de lugares que fueron escenarios de crímenes de lesa humanidad no solo como prueba de esos delitos, sino también como un “aporte a los procesos de fortalecimiento de la democracia y a la construcción social del Nunca Más”, remarca el documento de consenso de las mesas de trabajo de los espacios.

A partir de esa normativa, esos escenarios testigos del accionar genocida de las fuerzas armadas y de seguridad que durante la década de los 70 y principios de los 80 diseñaron y ejecutaron un plan macabro y clandestino para secuestrar, torturar, asesinar y desaparecer –de paso, les robaron sus casas, sus bienes, sus hijes– a un sector de la sociedad que buscaba torcer el destino del país para volverlo más justo, así como regar de terror al resto por si acaso se les ocurriera sumárseles, no solo comenzó a preservarse sino también a abrirse en testimonio hacia la sociedad: “Aquí se cometieron crímenes de lesa humanidad” rezan los carteles de señalización, mientras que los trabajadores se empeñan en su mantenimiento específico, en la preservación del material que allí se encuentra a modo de archivo, en el diseño de planes pedagógicos para convertir todo aquello en material vivo. Lugares donde se construye memoria, herramientas para la garantía de que nunca más lo que ocurrió allí vuelva a suceder.

Son lugares “que nos llevan al horror más profundo y, a la vez, están llenos de futuro, porque ofrecen la posibilidad de encontrarnos en la memoria, la verdad y en la justicia y construir comunidad a partir de eso”, apunta Mendizábal. El vaciamiento que están sufriendo a manos mileistas, así como el desfinanciamiento de políticas públicas que son responsabilidad del Estado nacional acorde a leyes y regulaciones internacionales implica “el abandono de las obligaciones jurídicas, culturales y sociales respecto de los derechos humanos”, pero también un voto antidemocrático.

El miércoles la Madre de Plaza de Mayo Taty Almeida y referentes de organismos de derechos humanos solicitaron a la CGT “apoyo para ponerle un freno” a la situación en los sitios y Espacios de Memoria. Desde la confederación confirmaron que se comprometieron a “mancomunar esfuerzos” y “evaluar de qué manera poder aportar ayuda”. La secretaria de Derechos Humanos de la CGTMaia Volcovinsky, informó que convocará a una reunión de secretarios de las áreas de diferentes gremios “para ver de qué manera podemos colaborar en el sostenimiento de las políticas de memoria a pesar del Gobierno”, informó.

La resistencia

Sin embargo, despedidos y con contrato, los equipos de trabajadores continúan vinculados a los espacios junto a sobrevivientes y familiares de víctimas, comunidades barriales y organizaciones de derechos humanos para reclamar por una recontratación.

“Sin trabajadores no hay memoria, levantamos bien alto esa bandera”, remarca Fontana. Desde mediados de enero, los colectivos se reunieron en una mesa interespacios para organizar la resistencia. Participarán de la marcha antifascista de este sábado y continuarán con actividades cada fin de semana para reclamar por la reincorporación de trabajadores. Reflexiona Mendizábal: “El vaciamiento responde a la ingenuidad de ellos de querer romper algo que existe, que inunda, que echó raíces, el Nunca Más”.

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Trump anuncia el inicio de “negociaciones” de paz con Putin y sugiere que Ucrania podría perder territorio

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Los dos presidentes mantuvieron una extensa conversación telefónica después de que el líder del Pentágono pidiera en Europa abandonar el “objetivo ilusorio” de un retorno a las fronteras anteriores a 2014; podrían reunirse en Arabia Saudita, dijo el líder republicano.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, habló este miércoles con su par ruso, Vladimir Putin, sobre el inicio inmediato de negociaciones para poner fin a la guerra en Ucrania, el mismo día en que su secretario de Defensa sugirió en Europa que Ucrania perderá territorio en el proceso, un giro en la postura norteamericana a casi tres años desde la invasión ordenada por el Kremlin.

En una publicación en redes sociales el miércoles, Trump reveló la llamada entre los dos líderes y aseguró que trabajarían “juntos, muy de cerca”. Luego reveló que probablemente se reunirá con el líder ruso en Arabia Saudita, y que prevé un alto el fuego en Ucrania “en un futuro no muy lejano”.

“Cada uno de nosotros habló sobre las fortalezas de nuestras respectivas naciones y el gran beneficio que algún día tendremos al trabajar juntos”, escribió Trump en la publicación sobre la llamada que siguió a un intercambio de prisioneros entre las dos naciones. “Pero primero, como ambos acordamos, queremos detener las millones de muertes que están ocurriendo en la guerra con Rusia/Ucrania”.

“Hemos acordado que nuestros respectivos equipos comiencen las negociaciones de inmediato, y comenzaremos llamando al presidente [Volodimir] Zelensky, de Ucrania, para informarle de la conversación, algo que haré ahora mismo”, dijo Trump en un post en su plataforma de redes sociales, Truth Social. Funcionarios de la Casa Blanca se negaron a aclarar si Ucrania sería parte de las negociaciones de Estados Unidos con Rusia.

“Nadie desea la paz más que Ucrania. Junto con los Estados Unidos, estamos trazando nuestros próximos pasos para detener la agresión rusa y garantizar una paz duradera y confiable. Como dijo el presidente Trump, hagámoslo”, dijo Zelensky.

Por su parte, Putin le dijo a Trump que quiere encontrar una “solución a largo plazo” para el conflicto, según el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, quien agregó que ambos líderes acordaron reunirse en el futuro y que el líder ruso invitó a su par norteamericano a Moscú.

”El presidente Putin mencionó la necesidad de abordar las causas fundamentales del conflicto y acordó con Trump que se puede encontrar una solución a largo plazo a través de conversaciones de paz”, señaló Peskov sobre el llamado.

Putin habló por última vez con un presidente estadounidense en ejercicio en febrero de 2022, cuando conversó con Joe Biden, poco antes de ordenar la entrada de miles de soldados en Ucrania.

Peskov dijo que Putin y Trump discutieron sobre Medio Oriente, las relaciones bilaterales, Ucrania y un intercambio de prisioneros entre Washington y Moscú, informó la agencia estatal de noticias TASS. “El presidente ruso invitó al presidente estadounidense a visitar Moscú y expresó su disposición a recibir a funcionarios estadounidenses en Rusia en aquellas áreas de interés mutuo, incluido, por supuesto, el tema del acuerdo ucraniano”, dijo el portavoz. “Putin y Trump también acordaron continuar los contactos personales, incluida la organización de una reunión cara a cara”.

Trump asumió el cargo prometiendo terminar con la guerra en Ucrania, posiblemente aprovechando los miles de millones de dólares en asistencia estadounidense enviada bajo el mandato del expresidente Joe Biden, para obligar a Kiev a hacer concesiones territoriales.

Poco después, Zelensky habló por teléfono con Trump, según confirmó el presidente ucraniano, quien habló de una “conversación muy significativa”, pero no mencionó detalles de las negociaciones.

Hablamos largo y tendido sobre las oportunidades para lograr la paz, analizamos nuestra disposición a trabajar juntos a nivel de equipo y las capacidades tecnológicas de Ucrania, incluidos los drones y otras industrias avanzadas. Agradezco al presidente Trump su interés en lo que podemos lograr juntos”, escribió en X tras la llamada. Además, señaló que “Trump compartió detalles de su conversación con Putin”.

Trump dijo que la conversación con Zelensky estuvo “muy bien”. “Él, igual que Putin, quieren hacer la paz”, dijo el mandatario, y se mostró optimista en relación a la próxima reunión de Zelensky con el vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, y el secretario de Estado, Marco Rubio. “Es hora de detener esta guerra ridícula, donde ha habido MUERTE y DESTRUCCIÓN masivas y totalmente innecesarias. ¡Dios bendiga a los pueblos de Rusia y Ucrania!”, terminó su mensaje.

Concesiones de Ucrania

Más temprano, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, anunció un cambio importante en la política estadounidense sobre Ucrania: el camino a seguir, dijo a sus aliados en Bruselas, es abandonar el “objetivo ilusorio” de un retorno a las fronteras de Ucrania anteriores a 2014 y prepararse para un acuerdo negociado con Rusia, respaldado por una fuerza internacional que no incluirá tropas estadounidenses. También descartó el ingreso de Kiev en la OTAN.

En su intervención en una reunión de los aliados militares de Ucrania en la sede de la OTAN en Bruselas, Hegseth hizo la declaración pública más clara y contundente hasta ahora sobre el enfoque del nuevo gobierno estadounidense sobre la guerra de casi tres años.

“Queremos, como ustedes, una Ucrania soberana y próspera. Pero debemos empezar por reconocer que volver a las fronteras de Ucrania anteriores a 2014 es un objetivo poco realista”, dijo Hegseth en la reunión de más de 40 países aliados de Ucrania. “Buscar este objetivo ilusorio solo prolongará la guerra y causará más sufrimiento”, añadió.

Más tarde, Trump también dijo que no sería “funcional” que Ucrania integrara la OTAN.

Rusia se anexó de Ucrania la península de Crimea, en el mar Negro, en marzo de 2014 y luego respaldó a los separatistas prorrusos en una insurgencia armada contra las fuerzas de Kiev en la región oriental ucraniana de Donbass. Moscú controla actualmente cerca del 20% del territorio ucraniano, principalmente en el este y el sur.

Hegseth afirmó que cualquier paz duradera debe incluir “sólidas garantías de seguridad para asegurar que la guerra no volverá a empezar”. Sin embargo, “Estados Unidos no cree que el ingreso de Ucrania en la OTAN sea un resultado realista de un acuerdo negociado”.

En una entrevista al diario británico The Guardian publicada el martes, Zelensky se había declarado dispuesto a abandonar las zonas tomadas por sus tropas en la región rusa de Kursk, a cambio de los territorios ucranianos ocupados por Moscú,

El Kremlin también desestimó esta propuesta y afirmó que es “imposible”. “Rusia nunca ha discutido y nunca discutirá el intercambio de su territorio”, declaró a periodistas el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, quien añadió que las fuerzas ucranianas en territorio ruso serán “destruidas” o expulsadas.

Zelensky tiene previsto reunirse el viernes con el vicepresidente estadounidense, JD Vance, al margen de una conferencia de seguridad en Múnich, Alemania.

Por su parte, el emisario especial estadounidense, Keith Kellogg, encargado de elaborar una propuesta el fin del conflicto, visitará Ucrania la próxima semana, después del encuentro entre Zelensky y el vicepresidente estadounidense.

En una entrevista a Fox News transmitida el lunes, Trump declaró que Ucrania “podría ser rusa algún día”, palabras que Moscú acogió rápidamente con satisfacción.

Intercambio de presioneros

La llamada de Trump y Putin se produjo después de un intercambio de prisioneros que resultó en la liberación por parte de Rusia del maestro de historia estadounidense Marc Fogel, de Pensilvania, después de más de tres años de detención. A cambio, Estados Unidos aceptó liberar a Alexander Vinnik, un criminal ruso convicto, confirmaron dos funcionarios estadounidenses.

Trump afirmó que Rusia actuó “muy bien” en la liberación de Fogel y dijo que espera que sea “el comienzo de una relación” para poder “acabar con esa guerra”.

El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, indicó que “es poco probable que este tipo acuerdo sea un punto de inflexión (en la resolución del conflicto en Ucrania)”, pero dijo que puede “ser un elemento para reforzar la confianza” entre Moscú y Washington, que actualmente está en su nivel más bajo.

Este acuerdo “sirve como muestra de buena fe de los rusos y es una señal de que nos estamos moviendo en la dirección correcta para poner fin a la brutal y terrible guerra en Ucrania”, afirmó el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Mike Waltz.

El presidente ucraniano también ha reclamado que cualquier acuerdo debe incluir garantías de protección para Ucrania después del conflicto y subrayó que estas no pueden proceder solamente de sus aliados europeos. “Las garantías de seguridad sin Estados Unidos no son garantías de seguridad reales”, afirmó.

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