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Francos esperó dos horas atrás de las cortinas porque la oposición protestaba por el faltazo de Caputo y Cúneo

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Menem casi da el brazo a torcer pero lo espabiló Giúdici y trabó la discusión. Harto de todo, Pichetto le dijo al riojano que haga pasar al jefe de Gabinete. “Siempre salvando a Caputo vos”, le reprochó Cecilia Moreau.

Guillermo Francos puso un pie en el recinto recién a las 16, luego de dos horas de un debate estéril sobre el reglamento entre el oficialismo y la oposición. Durante ese lapso, el jefe de Gabinete aguardaba detrás de los cortinados y Martín Menem se apoyaba en la resistencia del bloque libertario para desvirtuar el carácter de la interpelación, diluyéndolo bajo el lavado formato del informe mensual que debe rendirse desde el Poder Ejecutivo ante el Congreso.

La primera parte de la sesión se consumió con la deliberación sobre la aplicación del sistema de pregunta y respuesta o el agrupamiento de cuatro preguntas y el abordaje posterior para cada respuesta. “Necesitan tiempo para que el troll center le busque los argumentos”, deslizó un diputado radical en los pasillos.

Esa pelea se llevó al pleno del cuerpo porque no se había llegado a un acuerdo durante la reunión de Labor Parlamentaria. Al cabo de media hora, Menem cedió a la propuesta de Paula Penacca, quien sostuvo que no había inconvenientes en que Francos reconociera que no tenía información para formular alguna contestación y que postergaba esa inquietud para después, y terminó sometiendo a votación el plan defendido por el cordobés Oscar Agost Carreño.

Pero, entonces, el conflicto se desató por el faltazo de los ministros de Economía, Luis Toto Caputo, y de Justicia, Mariano Cúneo Libarona. La diputada Cecilia Moreau mocionó que se aprobara un cuarto intermedio al término de la exposición de Francos, con el objetivo de que se retomara la sesión especial en curso el martes 13 de mayo con la presencia de los dos ausentes.

Los libertarios Nicolás Mayoraz y Álvaro Martínez fueron los encargados de forzar la interpretación del reglamento para que no se hiciera lugar a la votación de la moción, mientras que el peronismo, los radicales de Facundo Manes y el pichettismo pulseaban para asegurarse la convocatoria a Caputo y Cúneo Libarona. Ambos enviaron misivas para excusarse pero la del titular de Justicia, ciertamente, parecía desopilante: el justificativo se basaba en el cumplimiento de “compromisos urgentes asumidos previamente”.

El antagonismo entre ambos bandos fue perdiendo altura y, frente a la insistencia de los opositores más duros, Menem llegó a decir que se votaría una vez que terminara de usar la palabra uno de los legisladores que la había solicitado. En ese instante, la macrista Silvana Giúdici saltó de su banca y salió disparada hasta el estrado para advertirle a Menem que estaba a punto de hundir a los ministros de su gobierno.

Ante el desconcierto del oficialismo, concurrieron en su auxilio Fernando Iglesias y Cristian Ritondo, quien manifestó su preocupación por la sentadera de Francos. Hasta que pidió la palabra Gerardo Milman y el chaqueño Aldo Leiva le gritó “asesino”.

A Menem se le iba la sesión de las manos y Pichetto, que llevaba un rato largo agarrándose la cabeza, pidió la palabra para saldar las diferencias. “Presidente, hágalo pasar a Francos y después vemos qué hacemos con los otros ministros”, expresó.

Fue ahí cuando el titular de la Cámara Baja sometió a votación el ingreso de Francos. Los representantes de casi todas las bancadas, desde LLA hasta el bloque de Pichetto, levantaron sus manos, a excepción de los de UP.

Moreau se cruzó hasta la banca de Pichetto y le espetó: “¡Siempre salvándolo a Caputo, ustedes!”. El rionegrino solo pudo contestar “¿justo a mí?”, pero la legisladora se retiraba enfurecida hasta su butaca.

Al sentarse ante los micrófonos, Francos expresó su agobio: “Nunca en mi vida hice esperar a alguien dos horas”, dijo para la carcajada de unos y el abucheo de otros. 

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La Junta Electoral le rechazó a Milei la reimpresión de las boletas y la cara de Espert estará al tope de la lista

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La Justicia consideró el pedido “material, temporal y jurídicamente inviable”.

La Junta Electoral bonaerense rechazó el pedido del gobierno de Javier Milei para disponer la reimpresión de las boletas, luego de abortar la candidatura de José Luis Espert por sus vínculos con el presunto narco Fred Machado.

El tribunal, integrado por el presidente de la Cámara Federal de Apelaciones de La Plata, Jorge Eduardo Di Lorenzo, la titular de la Suprema Corte de la Provincia de Buenos Aires, Hilda Kogan, y el juez federal con competencia electoral, Alejo Ramos Padilla, consideró que la solicitud es “material, temporal y jurídicamente inviable”.

Desde Casa Rosada dejaron trascender que Milei no apelará el fallo de la Junta Electoral, pese a que constituye un duro revés para los comicios en un territorio donde ya perdió por una diferencia de dos dígitos el 7 de septiembre pasado.

En la resolución judicial, se resuelve que “las boletas únicas papel ya impresas y controladas mantendrán plena validez y vigencia como instrumento de votación oficial, debiendo ser utilizadas en el acto electoral del próximo 26 de octubre en todo el territorio del distrito Buenos Aires”. 

El problema para el oficialismo es que esas boletas llevan la cara de Espert al tope de la lista, algo que los consultores del gobierno consideran perjudicial para la performance electoral. De hecho, Milei tomó la decisión de bajar la candidatura del economista recién cuando Santiago Caputo le llevó encuestas en las que, supuestamente, los libertarios perdían por 20 puntos contra el peronismo en el distrito bonaerense.

La Junta Electoral fundamentó su decisión alegando que si aceptara el pedido del gobierno “comprometería la realización misma de las elecciones, la seguridad jurídica, la igualdad entre las agrupaciones políticas y el ejercicio pleno del derecho al voto”. 

“Debe advertirse que ordenar una reimpresión total del instrumento de votación, en esta instancia del proceso, implicaría un riesgo cierto de frustrar la realización de los comicios, ya que los tiempos técnicos y logísticos requeridos tornarían inevitable la suspensión o postergación de la elección, circunstancia que no registra antecedentes en la historia electoral argentina, donde nunca se ha debido suspender una elección nacional por falta de boletas o instrumentos electorales”, dice el fallo. 

También advierte que conceder el pedido del gobierno sentaría un precedente que podría comprometer en adelante la estabilidad del proceso electoral, ante hechos fortuitos.  “La solicitud debe ser rechazada, no sólo por su imposibilidad material, temporal y jurídica, sino también por sus consecuencias económicas, institucionales y operativas, y por el riesgo de generar un precedente contrario a la estabilidad y previsibilidad del sistema electoral”, asevera.

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