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Los medicamentos en Argentina son más caros que en España y Estados Unidos
Publicado
hace 7 mesesel

Los vemos todos. Cada tanto, un abuelo sale llorando de una farmacia por no poder pagar sus medicamentos. Por reiterada, la imagen no deja de estremecer. El índice de pobreza del 52,9% (que equivale a 25 millones de argentinos), anunciado por el INDEC para el primer semestre del año, explica esa y otras postales de 2024. El drama en las farmacias se puede traducir en cifras. Según le contó a Infobae Rubén Sajem, director de CEPROFAR (Centro de Profesionales Farmacéuticos), “la caída de recetas (las que se dejan de comprar) entre agosto de 2023 y el mismo mes de 2024 alcanzó al 15%. Es muchísimo. En agosto de 2024 se dispensaron 51.850.000 unidades, en agosto del año pasado 61.010.000 millones. Es decir, hay una caída de 9.160.000 unidades, de las cuales el 70% corresponde a medicamentos recetados. Cuando decimos unidades hablamos de envases para un tratamiento. Son cerca de 10 millones de tratamientos caídos”. De acuerdo a su testimonio, es más grave en medicamentos recetados a través de PAMI: “Lo que están diciendo las farmacias de distintos puntos del país es que los medicamentos que perdieron la gratuidad, y el jubilado tiene que pagar un porcentaje, no lo lleva”.
La cifra contrasta con la noticia de la facturación de la industria farmacéutica argentina, que en el mismo período alcanzó los 3.080 millones de dólares, un incremento del 332,9% respecto a igual período de 2023, según informó la agencia EFE en base a fuentes oficiales.

En el Gobierno están preocupados por los altos precios de los medicamentos y la dispersión que existe entre los diferentes laboratorios. Lo suele repetir Federico Sturzenegger, que impulsa medidas para desmantelar el lobby de los laboratorios: “El Omeprazol genérico sale 3 mil pesos y una marca no genérica vale alrededor de 23 mil”. Aunque según señala Sajem, “si hablamos con propiedad, en Argentina no hay medicamentos genéricos. Todas son marcas. Algunos laboratorios las hacen conocer más”.
Y lo explica: “Los laboratorios argentinos, en general, no producen medicamentos innovadores. Es una falla de la industria: son copias de otros que eran originales y por el tiempo transcurrido han vencido las patentes y los puede producir cualquiera. Por ejemplo, el Ibuprofeno entró en uso en 1969, hace 55 años. Hay 36 marcas de Ibuprofeno en el país, con una diferencia de precio mayor al 300%, de 1.500 pesos a 7.000. Y siempre, la que más se usa es la más cara. El Omeprazol entró al mercado en 1979, hace 44 años. No es una innovación. Y hay 30 marcas. El más caro cuesta 21 mil pesos. El más barato, 3 mil. Hay un 800% de diferencia. Y el médico receta la primera porque es de un laboratorio muy conocido. Hay un abuso de la posición dominante a través de las técnicas de marketing, que unos laboratorios pueden manejar mejor que otros. Nosotros en la farmacia se lo podemos cambiar a la gente, le decimos que hay uno más económico, pero el paciente casi siempre se atiene a lo que le indica el médico. Revertirlo exigiría una presencia muy activa de la autoridad sanitaria”.

El directivo farmacéutico señala que el motivo de dicho comportamiento es que “quienes tienen menos información sanitaria, en el caso de los productos de venta libre, compran la marca que ven en la publicidad. Y lo mismo el médico, receta al laboratorio que más lo visita. Evidentemente hay métodos de inducción, porque no hay medicamentos de distintas calidades en Argentina. Podrán decir que, aunque tengan el mismo principio activo, tienen distintas características de biodisponibilidad, más aceptación en el organismo. Pero no todos los laboratorios tienen hechos esos análisis, por eso viven pidiendo prórrogas al ANMAT para no hacer esos estudios clínicos en pacientes, porque son caros. Entonces el médico no se apoya en una mejor calidad, sino en una mejor difusión de la marca, las que tienen mayor publicidad y propaganda. Es la realidad”, publicó el portal de Infobae.
Además, Sajem desliza un dato revelador sobre la forma en que se manejan los recetarios en el país. Si realmente se quisieran bajar los precios, la diferencia entre lo que recetan los médicos y los medicamentos que usan las clínicas privadas y hospitales públicos para los mismos pacientes también resultan un escollo: “Los mismos médicos, cuando trabajan en una institución hospitalaria, a los pacientes internados le dan el medicamento más barato, ahí lo aceptan. Pero cuando recetan para que el paciente vaya a la farmacia, lo obligan a pagar el más caro. Hay una distorsión ahí, mucho para corregir”.
La periodista y escritora Soledad Ferrari investigó el mundo de la salud y publicó un libro revelador, llamado previsiblemente “El negocio de la salud”. Allí posó su mirada crítica. Y el precio de los medicamentos no fue ajeno: “Los sobreprecios que tienen los medicamentos en Argentina, donde son más caros que en los Estados Unidos, son una locura. Los laboratorios aducen que es por la cantidad de años de investigación que llevan a producirlos, pero acá no hay nadie que controle. No les importa. Además, hay una relación tóxica implícita entre médicos y laboratorios. Esto sucede en todo el mundo, pero Argentina es un país cada vez más pobre, donde los médicos ganan cada vez peor. Imagínate entonces…”
Según ella, además, aquí “sobre medican a sus pacientes y con los medicamentos más caros, ¿por qué? Cada vez que voy al médico le digo ‘dame el genérico o el más barato’. No tiene sentido comprar una marca que cuesta el cuádruple. Termina siendo contraproducente para tu salud mental: te estresas porque no podés comprar ese medicamento. Y después vas a necesitar otro remedio por el estrés, porque no podés dormir, tenés úlceras, gastritis. Es la rueda perfecta, es maquiavélico, pero así funciona la industria farmacéutica”.
En Argentina, el salario mínimo mensual asciende a $268.056, en Perú a 1025 soles ($338.434,5 —convertido con el valor del dólar libre a 1230 pesos—), en España 1.323 euros ($1.817.927,7), en Colombia 1.462.000 pesos colombianos ($ 432.898,5) y en los Estados Unidos USD 1.508 ($1.854.923). De acuerdo al relevamiento que hizo Infobae en Argentina, Perú, España, Colombia y los Estados Unidos, en la mayoría de los casos los medicamentos son muchísimo más caros en nuestro país, según el cuadro que abre esta nota. Los casos más extremos son el Omeprazol, que aquí se comercializa a 25.997 pesos y es un 680,1% más caro que en España, y el Bisoprolol, que en Argentina cuesta 36.119 pesos y supera en un 1.011,9% el precio de las farmacias españolas. En los 10 medicamentos que integran la canasta consultada, sólo el ibuprofeno fue un 16,1% más barato que en Colombia; el paracetamol un 30,9% más económico que en los Estados Unidos, la amoxicilina fue un 1,2% más cara en Argentina y un 67,1% en Colombia; y en el enalapril hay una diferencia del 10,5% con el que se vende en Colombia a favor del argentino. En el resto de las 31 comparaciones, en nuestro país hay que pagar más por los medicamentos.

Desde lejos
Por supuesto, los precios extremadamente caros de los medicamentos en la Argentina no comenzaron hace apenas 9 meses con el nuevo gobierno. Un informe de la CELAG (Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica) firmado por Gerardo Esteban Gómez Santiago y Guillermo Oglietti reveló la situación que se vivió en América Latina con el costo de los remedios durante la pandemia. Ellos presentaron un análisis comparativo en una región donde el gasto en salud representaba —en esa fotografía de 2020 y 2021—, el 6,6% del PBI, y el gasto per cápita ascendía a 1.026 dólares. Allí se mencionaba que casi el 8% de los hogares gastaban más del 10% de su ingreso en gastos sanitarios, lo que ocasionaba que el 1,7% de la población cayera debajo de la línea de pobreza.
Desde la perspectiva de Argentina, el informe revelaba algunas conclusiones preocupantes sobre el acceso a medicamentos y su impacto económico en la población:
En primer lugar, mencionaba que nuestro país se encontraba entre aquellos con los precios más altos de la región. La canasta hipotética de medicamentos en Argentina era un 26% más cara que el promedio latinoamericano, lo que afectaba directamente el poder adquisitivo y la capacidad de acceso a tratamientos esenciales para la población.
En segundo lugar, calculaban las horas de trabajo que se necesitaban en nuestro país para adquirir medicamentos. Y el resultado era que los argentinos necesitábamos trabajar 4 horas más que el promedio regional para cubrir la canasta básica de remedios.
Además, mencionaba que la baja capacidad adquisitiva de medicamentos en Argentina se debía tanto a los precios elevados como a los salarios bajos. La mitad del problema (51%) la atribuían a los altos precios de los medicamentos, mientras que la otra mitad (49%) se relacionaba con salarios insuficientes, resaltó el portal de Infobae.
Y, por último, señalaba que la regulación de precios de los medicamentos en nuestro país era limitada a pesar que en 2002 se implementó la Ley de Prescripción por Nombre Genérico. Esto redujo los precios en su momento, pero no cambió en forma notable los hábitos de consumo, prescripción o las estrategias comerciales de los laboratorios. Como resultado, según la CELAG, solo el 3% del mercado está compuesto por medicamentos genéricos sin marca, y muchos de los medicamentos genéricos son comercializados con marca, manteniendo precios elevados.
Los argentinos —concluían— se encuentran en una posición desventajosa en términos de acceso a medicamentos asequibles en comparación con otros países de la región.
De acuerdo a Sajem, esto se explicaría porque “otros países de la región no tienen la industria farmacéutica que tiene Argentina. Por ejemplo, Uruguay importa todos sus medicamentos. Chile tiene una industria mucho más limitada. Lo que encontramos aquí es que existe una gran diferencia de precios entre distintas marcas del mismo medicamento”.

Según pasan los gobiernos
El director de CEPROFAR también analizó la evolución de los precios durante los tres últimos gobiernos: “Los medicamentos siempre estuvieron un poco por encima de la inflación. Pero cuando se pasaban demasiado, se conversaba con los laboratorios como una forma de regulación. Por ejemplo, en 2016, durante el gobierno de Mauricio Macri, estuvieron un 5% por encima de la inflación. En 2017 y 2018, empataron. Pero en 2019, el último año de Macri, la duplicaron. Cuando un gobierno se está yendo, se relajan los controles. Con Alberto Fernández, en su primer año estuvieron un 10% sobre la inflación. En 2021 y 2022 lo corrigió y empató. Pero en 2023, sobre todo después de octubre, se fueron a un 100% sobre la inflación. Este año viene parejo, pero no bajaron el 67% de arrastre de los últimos meses del año pasado”.
Sajem cuenta que, en el 2002, antes de la promulgación de la Ley 25649 de promoción de la utilización de medicamentos según su nombre genérico, el panorama con respecto a quienes no podían adquirir medicamentos recetados era mucho peor: “Había un 50% de recetas caídas, contra el 15% de hoy. En aquel momento tuvo mucho efecto el genérico, pero hay que hacer una salvedad. En Argentina no hay genéricos, son marcas de laboratorios poco conocidos que compiten por precio”. Y subraya que los medicamentos genéricos han sido una solución para aliviar el bolsillo de los pacientes en muchos países: “En el mundo se impusieron en distintos lugares como España, Europa Oriental, inclusive Estados Unidos. Allí, grandes laboratorios como Sanofi, GSK (Glaxo Smith Kline) o Pfizer tienen sus propias marcas de genéricos. Por ejemplo, la de Pfizer es Greenstone, tiene amoxicilina Greenstone. Avalan al genérico. Pero acá uno pide una amoxicilina y le dan la marca más conocida. Y un medicamento que tiene 40 o 50 años en el mercado no se debería vender imponiendo la marca, en cierta forma es un engaño. El médico debería recetar amoxicilina, el farmacéutico darle las 30 opciones y el paciente elegir, pero eso por lo general no sucede.
Sobre la posible “inducción” de los laboratorios sobre las farmacias a vender ciertos productos en detrimento de otros, Sajem defiende a su sector: “El farmacéutico, con los laboratorios menos conocidos, puede negociar las condiciones: dan más facilidad de pagos, de financiación. Con los de marcas no hay posibilidad, la farmacia tiene un margen de ganancia mucho más chico. No es que le conviene el de marca porque es más caro. Y también está la sensibilidad social que tenga. A la gente no se la puede hacer pagar un ibuprofeno a 7.500 pesos cuando por 1.500 puede obtener el mismo producto”.
Paliativos
Según cuenta, la regulación de los precios de los medicamentos existe en todos los países del mundo. Y cita a los Estados Unidos: “Muchos países van incluso contra su industria farmacéutica cuando se excede. El propio Joe Biden, en su dimisión a la candidatura, enumeró los diez logros de su gestión, y en segundo lugar puso que mejoró la accesibilidad en cuanto al precio de los medicamentos. Y es el país más liberal del mundo, pero California importa medicamentos desde Canadá. Y a los laboratorios que aumentan sobre la inflación les aplican multas”.
Y a pesar de ese control, Sajem subraya que la industria norteamericana “apuesta a la investigación, al desarrollo biotecnológico, hoy producen medicamentos llamados de alto precio, muy complejos, que sólo pueden elaborar los laboratorios que se denominan Big Pharm”. En comparación, dice, “aquí hemos generado una industria farmacéutica que le da trabajo a 40.000 familias, genera valor agregado, pero en función de vender medicamentos viejos, de 40 o 50 años, que son copias y los venden a través de estrategias de marketing en las que sí se han desarrollado, pero no innovan y no investigan. ¿Es una industria estratégica? Sí, porque necesitamos quien produzca enalapril, ibuprofeno, omeprazol, amoxicilina. Pero al principio activo lo importan. Acá le dan la forma farmacéutica, la ampolla, el jarabe, el comprimido…”
Para él, existen formas de controlar que los precios de los medicamentos sean razonables. En primer lugar, la importación, como anunció la provincia de Mendoza. “Ellos lo pueden hacer sólo para su territorio, si hicieran tránsito de medicamentos ya implicaría la intervención de la ANMAT, que, tratándose de un laboratorio de la India, debería ir a inspeccionarlo porque no entra dentro de los sistemas de regulación sanitaria de los controles europeos o norteamericanos. Pero a Mendoza sí los pueden enviar. Todo esto a pesar que estas marcas, que nosotros llamamos genéricos, son producidas para Sanofi, Pfizer o Novartis en la India o en China. Son medicamentos que ya tienen la patente vencida. Y el laboratorio hará un control antes de ofrecerlos al público”.
Por otro lado, el fomento del uso de medicamentos genéricos y biosimilares. “Por ejemplo en España —explica—, el médico no receta lo que quiere. Si no lo hace, le llaman la atención y puede hasta perder la posibilidad de recetar para determinada obra social”
En segundo término, coloca a las compras centralizadas con un pacto entre países: “Hoy existe un acuerdo entre Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo, que suman una población aproximada a la de Argentina, para monitorear y comprar juntos para frenar el precio de los medicamentos, sobre todo en el caso de los de alto costo”.
En tercer lugar, dice que sería útil “establecer listas de financiación de la seguridad social. Por ejemplo, si un omeprazol cuesta el 800% más que otro, que no se lo incorpore en las listas. Porque acá, a ese medicamento más caro, un médico lo receta por PAMI, y PAMI lo tiene que pagar. Y, por otro lado, les saca medicamentos a los jubilados…”
Sajem también habla de las importaciones paralelas, que tienen lugar cuando “un país tiene un laboratorio productor que es el dueño de la marca o tiene una posición predominante. Es lo que sucedió en Estados Unidos con la insulina, que en Canadá es muchísimo más barata, o con los medicamentos para enfermedades respiratorias”.
Por último, señala la conveniencia de poner precios de referencia. “El gobierno anterior lo intentó. Cuando se toman esas iniciativas, como por ejemplo si un medicamento está entre 2.000 y 20.000 pesos ponerlo a 4.000, los laboratorios enseguida se sientan a conversar. Todas son estrategias de regulación que preocupan mucho a los laboratorios. Son medidas que no se toman en forma extrema porque los gobiernos tampoco quieren quedarse sin industria farmacéutica”.
Hoy, indica, “en Argentina no se toma ninguna de ellas. Ni siquiera la más básica, que es conversar con los laboratorios para acordar que los precios no aumenten por encima de la inflación, y que, si están un 3% arriba, al mes siguiente estén el 3% abajo”.
Infobae

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Tras un conmovedor funeral, Francisco fue enterrado en su basílica preferida de Roma
Interés General
Tras un conmovedor funeral, Francisco fue enterrado en su basílica preferida de Roma
Publicado
hace 1 díael
26 de abril de 2025
El “papa entre la gente” fue homenajeado con un masivo funeral en la Plaza de San Pedro, frente a unos 50 líderes mundiales, y luego enterrado en su basílica preferida de Roma.
La expresión latina resume a la perfección lo que se vivió este sábado durante el impresionante funeral solemne de Francisco, que atrajo a esta capital —totalmente colapsada y blindada por un evento histórico— a los poderosos del mundo y a una multitud conmovida por su muerte. En total, unas 400.000 personas se acercaron con fervor y gratitud a despedir a Jorge Bergoglio: 250.000 al funeral en la Plaza de San Pedro y otras 150.000 acompañaron el recorrido del papamóvil que trasladó el féretro hasta la Basílica Santa María la Mayor.
El funeral incluso dio lugar a una suerte de último “milagro” del papa Francisco, defensor a ultranza de la cultura del diálogo en un mundo cada vez más polarizado: un inesperado encuentro entre Donald Trump y Volodimir Zelensky. En una imagen publicada por el presidente ucraniano en sus redes sociales, ambos aparecen frente a frente, conversando con confianza, casi en tono de confesión, sentados en dos simples sillas dentro de la Basílica de San Pedro.
“Su última imagen, que quedará grabada en nuestros ojos y en nuestro corazón, es la del pasado domingo, solemnidad de Pascua, cuando el papa Francisco, pese a sus graves problemas de salud, quiso impartirnos la bendición desde el balcón de la Basílica de San Pedro y luego descendió a esta plaza para saludar, desde el papamóvil descubierto, a la gran multitud reunida para la Misa de Pascua”, destacó en su homilía el cardenal Giovanni Battista Re, decano del Colegio Cardenalicio, quien presidió la solemne misa de exequias.
“A pesar de su fragilidad y el sufrimiento en sus últimos días, el papa Francisco recorrer este camino de entrega hasta el último día de su vida terrenal. Siguió las huellas de su Señor, el buen Pastor, que amó a sus ovejas hasta dar por ellas su propia vida. Y lo hizo con fuerza y serenidad, siempre cerca de su rebaño, la Iglesia de Dios”, expresó el cardenal Re, ante una Plaza llena de emoción. En primera fila, se encontraban los poderosos de la Tierra, entre ellos el presidente Javier Milei, quien ocupaba un lugar privilegiado por ser el presidente del país del Pontífice fallecido. También estaban allí aquellos que, al igual que su amigo, el cartonero Sergio Sánchez, ocupaban siempre el centro de su atención.

Con helicópteros sobrevolando el cielo, zonas inaccesibles rodeadas de vallas y un operativo de seguridad compuesto por más de 11.000 agentes para proteger a las más de 150 delegaciones —entre ellas Donald Trump, Volodimir Zelensky, Emmanuel Macron y los reyes de España—, la jornada, soleada, comenzó al alba.
Incluso algunos jóvenes, con sus bolsas de dormir, pasaron la noche en iglesias cercanas al Vaticano para ser los primeros en llegar a la plaza, que abrió a las 5.30. A esa hora, decenas de ellos, casi corriendo y con banderas en mano, comenzaron a ingresar, radiantes de emoción. En realidad, habían viajado a Roma para asistir a la canonización de Carlo Acutis, el “influencer de Dios”, que se celebraría al día siguiente. Sin embargo, el destino les deparó este evento histórico.
Aunque el Papa había querido una ceremonia simplificada, eligiendo un único ataúd de madera sencilla en lugar de los tres tradicionales (de zinc, roble y ciprés), el funeral de todos modos siguió precisos ritos milenarios. La ceremonia fue tan solemne como la de sus predecesores, con la imponente presencia de presidentes, jefes de Estado, miembros de la realeza, líderes religiosos de diferentes credos, 220 cardenales (entre los que probablemente se encontraba su sucesor), y 750 obispos y sacerdotes, entre ellos muchos argentinos, liderados por el arzobispo de Mendoza, Marcelo Colombo, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.
Todo comenzó con una procesión de “sediari”, quienes, con guantes blancos y entre aplausos, transportaron el féretro hasta el sagrato de la Plaza de San Pedro minutos antes de las 10 de la mañana. El libro de los Evangelios, abierto, fue colocado sobre el ataúd por el ceremoniero vaticano. Y los cardenales que en procesión llegaron desde la Basílica se inclinaron ante él, mientras resonaban los bellísimos coros de la Capilla Sixtina.
En una misa en latín, las lecturas y oraciones fueron en diversas lenguas, inglés, francés, árabe, español, portugués, polaco, alemán, chino, siguiendo el espíritu de la Iglesia católica, es decir, “universal”.
Un repaso por su pontificado
La homilía del cardenal Re resumió la vida y el legado de Francisco, al que definió “un papa en medio de la gente, un papa atento a lo nuevo”.
“En esta majestuosa plaza de San Pedro, en la que el papa Francisco ha celebrado tantas veces la Eucaristía y presidido grandes encuentros a lo largo de estos 12 años, estamos reunidos en oración en torno a sus restos mortales con el corazón triste, pero sostenidos por las certezas de la fe, que nos asegura que la existencia humana no termina en la tumba, sino en la casa del Padre”, dijo al principio, cuando agradeció a todos en nombre del Colegio de Cardenales su presencia.
“Con gran intensidad de sentimiento dirijo un respetuoso saludo y un profundo agradecimiento a los jefes de Estado, jefes de Gobierno y delegaciones oficiales venidas de numerosos países para expresar afecto, veneración y estima hacia el Papa que nos ha dejado”, afirmó, en un sermón en el que resaltó que “la masiva manifestación de afecto y participación que hemos visto en estos días, después de su paso de esta tierra a la eternidad, nos muestra cuánto ha tocado mentes y corazones el intenso pontificado del Papa Francisco”. Aludió así a las más de 250.000 personas que durante tres días hicieron fila para pasar a despedirse por la capilla ardiente que se instaló en la Basílica de San Pedro.
El cardenal Re, de 91 años y que tiene la delicada misión de dirigir las reuniones pre-cónclave, hizo un pequeño resumen del pontificado de Jorge Bergoglio, electo el 13 de marzo de 2013, a los 76 años, con la experiencia de haber sido durante 21 años primer obispo auxiliar y luego arzobispo de Buenos Aires. Y que antes tuvo diversos cargos de responsabilidad en la Compañía de Jesús.
“La decisión de tomar por nombre Francisco pareció de inmediato una elección programática y de estilo con la que quiso proyectar su pontificado, buscando inspirarse en el espíritu de san Francisco de Asís”, recordó.
“Conservó su temperamento y su forma de guía pastoral, y dio de inmediato la impronta de su fuerte personalidad en el gobierno de la Iglesia, estableciendo un contacto directo con las personas y con los pueblos, deseoso de estar cerca de todos, con especial atención hacia las personas en dificultad, entregándose sin medida, en particular por los últimos de la tierra, los marginados”, añadió. “Fue un Papa en medio de la gente con el corazón abierto hacia todos. Además, fue un Papa atento a lo nuevo que surgía en la sociedad y a lo que el Espíritu Santo suscitaba en la Iglesia”, precisó, resaltando luego la revolución que puso en marcha con su forma de ser totalmente diferente.
“Con el vocabulario que le era característico y su lenguaje rico en imágenes y metáforas, siempre buscó iluminar con la sabiduría del Evangelio los problemas de nuestro tiempo, ofreciendo una respuesta a la luz de la fe y animando a vivir como cristianos los desafíos y contradicciones de estos años de cambio, que él solía calificar como ‘cambio de época’”, subrayó.
“Tenía gran espontaneidad y una manera informal de dirigirse a todos, incluso a las personas alejadas de la Iglesia. Lleno de calidez humana y profundamente sensible a los dramas actuales, el Papa Francisco realmente compartió las preocupaciones, los sufrimientos y las esperanzas de nuestro tiempo de globalización, buscando consolar y alentar con un mensaje capaz de llegar al corazón de las personas de forma directa e inmediata”, siguió. “Su carisma de acogida y escucha, unido a un modo de actuar propio de la sensibilidad de hoy, tocó los corazones, tratando de despertar las fuerzas morales y espirituales. El primado de la evangelización fue la guía de su pontificado, difundiendo con una clara impronta misionera la alegría del Evangelio, que fue el título de su primera Exhortación apostólica Evangelii gaudium”, evocó.
Re también destacó que “el hilo conductor de su misión fue la convicción de que la Iglesia es una casa para todos, una casa de puertas siempre abiertas”. Recordó que Francisco solía recurrir a la imagen de la Iglesia como un “hospital de campaña” tras una batalla, para atender a los heridos. “Una Iglesia decidida y dispuesta a hacerse cargo de los problemas de las personas y de los grandes males que desgarran el mundo contemporáneo; una Iglesia capaz de inclinarse ante cada ser humano, más allá de su credo o condición, para sanar sus heridas. Incontables fueron sus gestos y exhortaciones en favor de los refugiados y desplazados”, subrayó.
“También fue constante su insistencia en actuar a favor de los pobres”, agregó Re, al recordar su primer viaje a Lampedusa, “isla símbolo del drama de la emigración con miles de personas ahogadas en el mar”, una definición que generó aplausos. Asimismo, evocó su viaje a la isla de Lesbos, a la frontera entre México y Estados Unidos, y a Irak en 2021, un desplazamiento “realizado desafiando todo riesgo”. “Esa difícil visita apostólica fue un bálsamo sobre las heridas abiertas de la población iraquí, que tanto había sufrido por la obra inhumana de Estado Islámico. Fue también un viaje importante para el diálogo interreligioso, otra dimensión relevante de su labor pastoral”, destacó. “Con la Visita Apostólica de 2024 a cuatro países de Asia-Oceanía, el Papa alcanzó ‘la periferia más periférica del mundo’”, añadió.
“El papa Francisco siempre puso en el centro el Evangelio de la misericordia, resaltando constantemente que Dios no se cansa de perdonarnos: Él perdona siempre, cualquiera sea la situación de quien pide perdón y vuelve al buen camino”, indicó asimismo. “Misericordia y alegría del Evangelio son dos conceptos clave del Papa Francisco. En contraste con lo que definió como ‘la cultura del descarte’, habló de la cultura del encuentro y de la solidaridad”, recordó. “El tema de la fraternidad atravesó todo su Pontificado con tonos vibrantes”, añadió. Luego mencionó sus escritos más relevantes, como la encíclica Fratelli tutti, el documento sobre la “Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la Convivencia Común” firmado en Abu Dhabi, y la encíclica Laudato si, dedicada al cuidado de la casa común.
“Imploró la paz”
Ante los poderosos presentes —entre ellos, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky, aplaudido al llegar a su zona vip—, el cardenal Re subrayó el constante llamado del papa Francisco a la paz, lo que provocó nuevos aplausos en la plaza. “Frente al estallido de tantas guerras en estos años, con horrores inhumanos e innumerables muertos y destrucciones, el papa Francisco elevó incesantemente su voz implorando la paz e invitando a la sensatez, a la negociación honesta para encontrar soluciones posibles, porque la guerra —decía— no es más que muerte de personas, destrucción de casas, hospitales y escuelas”, afirmó.
“La guerra siempre deja al mundo peor de como era en precedencia: es para todos una derrota dolorosa y trágica. ‘Construir puentes y no muros’ es una exhortación que repitió muchas veces y su servicio a la fe como sucesor del Apóstol Pedro estuvo siempre unido al servicio al hombre en todas sus dimensiones”, afirmó, con un tono de voz que fue creciendo en intensidad y despertó nuevos aplausos.
“En unión espiritual con toda la cristiandad, estamos aquí numerosos para rezar por el papa Francisco, para que Dios lo acoja en la inmensidad de su amor. El papa Francisco solía concluir sus discursos y encuentros diciendo: ‘No se olviden de rezar por mí’”, recordó, finalmente. “Querido Papa Francisco, ahora te pedimos a ti que reces por nosotros y que desde el cielo bendigas a la Iglesia, bendigas a Roma, bendigas al mundo entero, como hiciste el pasado domingo desde el balcón de esta Basílica en un último abrazo con todo el Pueblo de Dios, pero idealmente también con la humanidad que busca la verdad con corazón sincero y mantiene en alto la antorcha de la esperanza”, concluyó, desatando una catarata de aplausos y una profunda emoción entre la multitud.
En un clima de gran recogimiento, y bajo un sol que, a medida que avanzaban las horas, se volvía más intenso —algunos se protegían con paraguas—, tras el rezo del Padre Nuestro en latín, en el momento del intercambio del saludo de la paz, los líderes mundiales se dieron apretones de manos.
Entonces se vio a Trump girar para estrechar la mano de Emmanuel Macron y de otros mandatarios que tenía cerca. Durante la ceremonia, Macron y su esposa, Brigitte, fueron de los que se mostraron más compenetrados, mientras que Lula, admirador del Papa, se dejó ver visiblemente emocionado.
Más tarde, unos 400 sacerdotes distribuyeron la comunión entre la multitud, compuesta en gran parte por jóvenes provenientes de diversos países.
Mientras el silencio era roto por los graznidos de las gaviotas que suelen revolotear en la zona, vino el rito de la “última commendatio” (la última recomendación). Se cantaron después, en medio del tañido de las enormes campanas de San Pedro, las letanías de los santos y llegó el rito de la Valedictio, el último adiós, que pronunció en latín el cardenal vicario de Roma, Baldo Reina.
El final fue una bellísima súplica antigua entonada por patriarcas de las Iglesias Orientales, basada en la liturgia bizantina para los difuntos.
Durante el responso final, el cardenal Re aspergió el ataúd con agua bendita e incienso y rezó para que el alma del Papa fuera encomendada “a la misericordia de Dios”. En ese momento, se levantó un poco de viento, que movió algunas páginas del libro de los Evangelios. Una imagen escalofriante, que también se había visto al final del funeral de san Juan Pablo II, otro pontífice que lo dio todo hasta el final y que murió en abril de 2005, después de la Pascua, como Francisco.
Cuando, al final de la ceremonia, el féretro fue llevado nuevamente adentro de la Basílica, la multitud, que no sólo estaba en la Plaza, sino también, frente a decenas de pantallas gigantes colocadas en la Vía de la Conciliazione, la Piazza del Risorgimento y Castel Sant’Angelo, estalló en un aplauso larguísimo. Entonces las cámaras del Vaticano enfocaron una enorme pancarta que decía “Adiós, padre, maestro y poeta”, firmado por los “Jóvenes de Scholas”, el movimiento que trabaja para una cultura del encuentro de su amigo José María del Corral y otra, simplemente “Grazie Papa Francesco”.
La Nación


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