El movimiento denominado “Manos afuera” tuvo presencia en los 50 estados de Estados Unidos y varias capitales europeas.

El frenético estilo que le imprimió Donald Trump a su segunda presidencia empieza a generar reacciones en su contra. Un coctel explosivo se está armando contra el republicano, por la combinación de los efectos de la guerra comercial que desplomó los mercados internacionales, la suba de la inflación en Estados Unidos, el conflicto con históricos aliados de su país como Europa y Canadá y su batalla contra inmigrantes y minorías. 

Las movilizaciones organizadas por grupo “Manos fuera” fue organizado en más de 1.200 localidades de los 50 estados de Norteamérica, por más de 150 grupos, entre ellos organizaciones de derechos civiles, sindicatos, defensores del colectivo LGBITQ+, veteranos y obviamente demócratas.

El enojo también estuvo dirigido a Elon Musk, el billonario que lidera el DOGE y tiene un pie afuera del gabinete por las tensiones con el resto de los secretarios y el excesivo protagonismo que tuvo durante estos tres meses de gobierno trumpista. 

Las manifestaciones de este fin de semana fueron las más importantes que enfrentó la administración Trump desde que regresó al poder. El listado de reclamos es amplio: el recorte de los servicios del Estado, la marcha de la economía, la inmigración y los derechos humanos.

Los manifestantes cuestionaron la decisión de Trump y Musk de despedir a miles de empleados federales, cerrar oficinas de la Administración de la Seguridad Social y clausurar agencias gubernamentales, con impacto directo en servicios de educación, salud y asistencia a veteranos.

“Aquí en Estados Unidos, señor Musk, la justicia no está en venta. Y no sorteamos magistraturas del Tribunal Supremo estatal por premios millonarios. Deje de intentar comprar nuestros votos. Deje de estafar a nuestro Gobierno. Y deje de robar nuestros datos”, dijo el congresista Jamie Raskin, que intervino en la manifestación de Washington DC.  

Musk de hecho sufrió una dura derrota la semana pasada en la elección de un nuevo juez del Supremo Tribunal de Wisconsin, donde gastó USD 20 millones para imponer el candidato conservador y fue aplastado por la postulante demócrata.

En Boston, la alcaldesa Michelle Wu asistió a la protesta donde denunció las tácticas intimidatorias de Trump y sus ataques a la diversidad y la igualdad. “Me niego a aceptar que puedan crecer en un mundo donde inmigrantes, como sus abuelos, sean automáticamente considerados criminales”, afirmó  Wu. 

Como en su primer mandato, los alcaldes de algunas las ciudades más importantes están en la primer línea de resistencia a las políticas de persecución de inmigrantes de Trump.

Tras las protestas, la Casa Blanca intentó desarmar los argumentos de los líderes d ela protesta:”La posición del presidente Trump es clara: siempre protegerá la Seguridad Social, Medicare y Medicaid para los beneficiarios elegibles. Mientras tanto, la postura de los demócratas es dar beneficios de Seguridad Social, Medicaid y Medicare a extranjeros ilegales, lo que llevará a la quiebra a estos programas y aplastará a los ancianos estadounidenses”.

Las protestas también tuvieron lugar al otro lado del Atlántico, con movilizaciones en las principales capitales europeas. Desde Londres hasta Berlín hubo manifestaciones, donde se pidió el “fin del caos” y se abogó por Ucrania, luego del acercamiento de Trump a Putin.

La Política Online